Ōsōji

El arte en papel, el origami y la limpieza para un nuevo comienzo en Japón

Cada diciembre, el aire frío y la luz del sol invernal iluminan los antiguos templos japoneses, donde se lleva a cabo la tradición de ōsōji, una profunda limpieza anual que marca el fin del año y prepara los espacios para el nuevo comienzo. En el templo Nishi Hongwanji de Kioto, cientos de voluntarios se arrodillan sobre el tatami y, con bastones de bambú, golpean los alfombrados de paja, enviando polvo al aire, mientras que otros, con abanicos de dos metros, dispersan el polvo fuera del salón. Este ritual ancestral no solo limpia los templos, sino también purifica la mente y el cuerpo de los participantes.

El ōsōji tiene sus raíces en la práctica budista Zen, donde se ve como una forma de “reiniciar” el espíritu. El Abad Fujioka del templo Jōjuji en Kioto explica que limpiar “sin pensar”, con una mente vacía, permite a los fieles recuperar el “mente de principiante” y prepararse para el año nuevo. Es un acto de unión entre cuerpo y mente.

Pero ōsōji no solo se realiza en los templos. En casas, oficinas y escuelas de todo Japón, la gente se prepara para el nuevo año limpiando a fondo. En las escuelas, los estudiantes profundizan su rutina de limpieza, prestando especial atención a los rincones olvidados. En los hogares, la gente no solo limpia, sino que también ordena y organiza. Algunos adoptan el enfoque de Marie Kondo, deshaciéndose de lo que ya no trae alegría.

En Takayama, el Museo de Artesanías Populares Kusakabe, un antiguo hogar de comerciantes, se dedica a limpiar las vigas y pulir superficies con aceite de sésamo, mientras que en las casas se limpian los altares familiares para dar la bienvenida a Toshigami-sama, el dios del Año Nuevo. El ritual debe terminar antes del 29 de diciembre para evitar fechas de mala suerte.

Pero hoy en día, el ōsōji también incluye mantenimiento personal: desde un corte de cabello hasta la limpieza del coche o la renovación del diario personal. Para muchos, es una forma de comenzar el año con un espíritu renovado. El arte del origami y la delicadeza del papel, tradicionalmente usados en las decoraciones de Año Nuevo, también reflejan la esencia de esta limpieza, transformando no solo el espacio, sino también el alma. Sin ōsōji, muchos sienten que el año no puede comenzar con el pie derecho. La tradición sigue viva, pero con un toque moderno.